domingo, 28 de abril de 2013

CÓMO SER UN@ MISM@ Y NO MORIR EN EL INTENTO


Llevo varios días, semanas más bien, intentando ponerme en otra piel, sobreviviendo podríamos decir, rodeada de lobos con piel de cordero. Extraña experiencia ha sido…

Es curioso observar cómo, pasado un tiempo intentando adaptarme a una situación nueva, corro el riesgo de convertirme en algo que no soy, en empezar a pensar y sentir diferente, casi sin darme cuenta. Podríamos llamarlo supervivencia, ya os digo. Pero yo prefiero llamarlo estupidez, error.

¿Quién no ha entrado en un sitio nuevo intentando aparentar algo que no es? ¿Habéis participado alguna vez en una conversación con opiniones muy lejanas a las vuestras propias, por intentar encajar? Esto suena a adolescentes, a chavalines, pero muchas veces somos los propios adultos los que nos ponemos una máscara, bien de trabajo, o social, para encajar, para amortiguar posibles golpes de desprecio, o simplemente para embaucar y llevarnos a alguien a nuestro terreno.

Vivimos rodeados de ruido, en un mundo globalizado que nos empuja a seguir al rebaño, a opinar igual que el vecino, a comprar lo que no necesitamos y acabamos pensando que es vital, indispensable. Esto también ocurre en nuestro día a día.

No perdamos la cabeza, que sólo tenemos una… No podemos confundir saber estar con dejar de ser, y convertirnos en autómatas, robots que siguen la corriente, que no piensan, que caminan si rumbo, que siguen al de delante aunque les lleve directamente al río más profundo. Y no hay río más peligroso que el de la estupidez y el sinsentido.

Debemos dar sentido a nuestra vida, nuestros pensamientos y nuestros actos. Encontrar lo que nos mueve y motiva y seguir esa senda, y no la marcada por la sociedad, el entorno, los demás.

Hace unos días conocí a un ser magnífico, así, de casualidad. Me dirigí a él con mi máscara amable, y digo máscara porque no era un día muy amable para mí, y él comenzó un discurso auténtico, sin disfraz. Son muchas las cosas que me dijo, divagando como si estuviera solo, bajo mi atenta mirada, incapaz yo de mover los labios, despojada ya de mi antifaz. Debemos ser auténticos, me decía, luchar por lo que es justo, pelear con la mejor arma que tenemos: nosotros mismos. Son tiempos malos, debemos sobrevivir sin artificios, con la verdad.

Así que lo dejé con su verdad, y sintiéndome un poco más libre. Con ganas de desnudarme del todo y volver a mirar de verdad, con mis propios ojos.


Pero no confundamos ser uno mismo con no cambiar…

Tenemos que evolucionar, seguir trabajando por limar nuestras asperezas interiores, aspirar a nuestro bienestar interior, dejando atrás lo que nos pesa y duele y conquistar nuevos yos que nos hagan sentir plenamente. 

Pero sin perder nunca de vista que el verdadero ser que somos está dentro de nosotros… y no usa máscara.

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